1 Timoteo 3:1-7
¨Palabra fiel: Si
alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de
ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su
casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no
sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También
es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito
y en lazo del diablo¨.
Estos son los
requisitos que se requieren para ser un pastor, según nos lo consigna la
Biblia, la Palabra de Dios. Note como dice el apóstol siendo inspirado por el
Espíritu Santo: ¨Si alguno anhela obispado, buena obra desea¨ (1Timoteo 3:1).
Es un privilegio conferido por Dios el llegar a ser favorecido con la encomienda
de ser un pastor. Como todos sabemos, todo privilegio entraña una gran
responsabilidad. A quien se le confía mucho, mucho le será demandado: ¨Mas el
que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo
aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya
confiado, más se le pedirᨠ(Lucas 12:48). Desde el principio la demanda del
Señor para uno que desea entrar al ministerio es una demanda fuerte. Si estos
requisitos son requeridos antes de entrar en el ministerio, mucho más lo serán
para los que ya han recorrido un largo trecho del camino en el ejercicio de su
llamado.
Esta debe ser la
razón por la que Pablo dice a su hijo espiritual Timoteo: ¨ Ten cuidado de ti
mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti
mismo y a los que te oyeren¨ (1 Timoteo 4:16). ¨Ten cuidado de ti mismo¨, esta
es una advertencia que no puede ser tomada a la ligera, pues el ministerio
pastoral es una cosa muy seria. Si se estropea por algún motivo la confianza
que la congregación ha depositado en el pastor, este debe entender que ha
llegado el momento de retirarse, pues quedándose, o pretendiendo quedarse, se
hará más mal que bien.
La congregación tiene
el deber, según la Palabra de Dios, de perdonar al pastor que se arrepiente de
haber caído, pero es imposible que el pastor continúe ejerciendo el ministerio.
Esta es una consecuencia que debe pagar por su falta, y que lo perseguirá hasta
el día de su muerte. Esta consecuencia es compatible con la demanda que se hace
en el principio del ministerio pastoral, tal y como la leemos en 1 Timoteo 3:2
donde dice que el pastor debe ser irreprensible. Este es el requisito número
uno en la lista de exigencias para el puesto. El que no califica en este
aspecto, no está apto de plano para ejercer el ministerio cristiano. No debe ni
siquiera pedir concesiones ni consideraciones, sino que él mismo, si es un
hombre consciente de su vida espiritual y del peso de la Palabra de Dios, debe
tener la suficiente honradez para retirarse.
Si la demanda para
cualquiera otra profesión en el mundo secular requiere de la observancia de
ciertos principios éticos innegociables, con mucha más razón se deberá demandar
del pastor una conducta intachable, pues su profesión tiene una trascendencia
superlativa y un impacto mucho más abarcador. Si existen fuera de la Biblia
escritos éticos que demandan a los seres humanos que ocupan o pretenden ocupar
puestos de eminencia en la sociedad, una conducta intachable, como es el famoso
código de ética de Confucio, para el pastor existe el más elevado código
demandante que es la Biblia, donde leemos: ¨Porque os digo que si vuestra
justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de
los cielos¨ (Mateo 5:20).
Leandro González
Pastor
Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana.
Marzo
27 de 2015.