lunes, 14 de junio de 2010

EL CRISTIANO FRENTE A LA EDUCACION GENERAL

2 Corintios 11:6


¨Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado¨.

La intelectualidad es un tema que debe ser abordado por el cristiano. El cristianismo verdadero, el de Cristo, del que se deriva su nombre, el que cree en el cristianismo bíblico, no está para nada separado de la intelectualidad, ni se niega a ella. Antes al contrario, a pesar de que la mayoría de los seguidores de Jesús no eran personas muy letradas, llama la atención cómo estos hombres después de su encuentro con Jesús, manifestaron una sabiduría sobrenatural y eran capaces de poder disertar grandes discursos; como el caso de Pedro, un simple pescador, que predicó el primer sermón evangélico el día de Pentecostés (Hechos 2:14.36).

Los argumentos de Pedro eran congruentes y convincentes, y era claro que sus ideas tenían gran asidero. Esta capacidad exhibida por los apóstoles obedecía a una manifestación sobrenatural de Dios. Pero vemos que, aun cuando individuos como los escritores de la Biblia, estuvieron bajo la inspiración de Dios, ellos eran libres de usar su intelecto para expresarse, pues el interés de Dios es siempre apelar al intelecto humano, no sólo a su voluntad. Vemos como con la lógica de su lenguaje Pedro explica el significado del acontecimiento que se estaba llevando a efecto en el aposento alto en Jerusalén.

El intelectual no creyente que analiza el discurso de Pedro no puede encontrar desperdicio en el mismo. Y es eso precisamente lo que lo ha de llenar de desconcierto, que siendo el apóstol Pedro un hombre del vulgo, pudiera expresarse con tanta congruencia. Así que hay una sola conclusión a la que debería llevarle este derroche de intelectualidad manifestado por este hombre común, y es que se está dando aquí la realización de un acto sobrenatural.

Pero es bueno decir que no en vano este hombre iletrado había pasado tres años andando con Jesús, aprendiendo de manera informal los más encumbrados conceptos del evangelio. Esta fue la escuela o seminario a la que los apóstoles asistieron de manera intensiva.

En la Biblia resalta sobremanera la persona de Pablo como un gran intelectual convertido al cristianismo, el cual fue un gran defensor irrebatible de la fe cristiana, hombre muy culto y de gran influencia en el mundo de entonces. El que lee el libro de los Hechos y las cartas de Pablo, se dará cuenta de inmediato del gran acervo cultural de este hombre, comparable a la de cualquier filósofo de su época. En 2 Corintios 11:6 que es el versículo que nos sirve de inspiración en nuestro mensaje, vemos como el apóstol Pablo exalta el valor del conocimiento: ¨Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado¨.

Aún cuando muchos doctos al través de la historia han desdeñado el cristianismo y lo han considerado un insulto a la inteligencia, la verdad es que sus consideraciones obedecen más a un prejuicio irracional que a un análisis concienzudo de los postulados de la verdad del evangelio y de la persona misma de Jesús.

Por el otro lado, ha habido cristianos que han sido reacios a la educación e instrucción general, por no llamarle secular, y en tal sentido hasta muchos obreros cristianos que piensan que no es necesario estudiar en el seminario, ni mucho menos en la universidad para una mejor preparación en la obra del Señor. Frente a esta consideración equivocada quisiera meditar respecto de los siguientes tres enunciados:

1.- La Educación y la Instrucción en el Cristiano No Invalida la Intervención Sobrenatural de Dios.

La ciencia verdadera no descarta a Dios, más bien confirma no sólo su existencia, sino también que es capaz de explicar su accionar en el mundo. Cuando hablamos de la teología, por ejemplo, nos estamos refiriendo a una ciencia que procura definir a Dios, analizando las diferentes manifestaciones que éste ha hecho por medio de la creación, por medio de sus actos sobrenaturales obrados al través de la historia en medio del pueblo de Israel, por medio de un estudio y análisis pormenorizado de la Biblia (el libro que da testimonio de la manifestación de Dios en el mundo) y analizando la vida de Jesús, un personaje de la historia que no puede ser catalogado de otra forma que no sea como el Dios hombre (Hebreos 1:1-3). Todo este análisis ha dado lugar a grandes y extensos volúmenes literarios que se vuelven material obligado de investigación para cualquiera que se interesa en el conocimiento.

Es cierto que el llamado al ministerio es algo que nace del corazón mismo de Dios, el cual nos capacita con los dones para la edificación de la iglesia: ¨Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo¨ (Efesios 4: 11,12). Pero también es cierto que el obrero cristiano tiene el deber de capacitarse cada día más, y esto implica el uso y el ejercicio del intelecto: ¨Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio¨ (I Timoteo 4: 13,14). Esto quiere decir que Dios nos da los talentos, pero que nosotros tenemos el deber de cultivarlos, y prepararnos para usarlos cada vez mejor.

Mientras más actualizados estemos en el área en la que Dios nos ha puesto a trabajar, mayores serán las garantías para las personas a las que ministramos y mejores serán los resultados de nuestra labor. Y esto no implica de ninguna manera que el don o los dones de Dios sean incompletos, sino que esos dones que nos han sido dados en forma potencial, van siendo desarrollados en nosotros de manera gradual y de acuerdo a nuestro interés, capacitación y dedicación. Esto mismo ocurre con los dones naturales, están ahí en nosotros desde que fuimos concebidos, pero nosotros tenemos el deber de estudiar y prepararnos para ejercerlos lo mejor posible.

En la lid del Señor se nos exige la excelencia y se nos demanda hacer mucho más de lo que se nos ha ordenado: ¨Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos¨ (Lucas 17:10).

La intelectualidad de Pablo no interfería con su espiritualidad, sino todo lo contrario, Dios obró al través de él múltiples milagros, y él mismo vio la mano de Dios protegiéndole de forma sobrenatural muchas veces. Ha sido precisamente la gran erudición de Pablo lo que ha inspirado a muchos hombres y mujeres a decidirse por Cristo, pues han visto en él, que en el ámbito cristiano hay un espacio importante para los intelectuales.

Tenemos una gran deuda con hombres y mujeres de Dios que han dedicado sus vidas al estudio profundo de la teología bíblica y sistemática, y nos han legado no sólo sus magníficas exégesis, sino que han sido celosos guardianes a quienes Dios ha usado para salvaguardar la integridad de la Biblia en este mundo.

2.- La Educación y la Instrucción Preparan al Cristiano Para Un Mejor Testimonio en el Mundo.

La educación y la instrucción formal son importantes en el desarrollo intelectual de los individuos. Aparte de toda la cultura general que se adquiere, existe la sistematización del conocimiento, el cual es compartido mediante métodos que permiten un mejor logro de resultados y de asimilación. En cada una de las etapas del desarrollo cognoscitivo (básica, media y universitaria) las personas ejercitan su intelecto hasta llevarlo a niveles de crecimiento que le permitan comportarse como individuos independientes y conscientes de la realidad en que viven. En este sentido, el cristiano tiene mayor responsabilidad, pues su deber de compartir su fe y de llevar a los hombres a Dios, le obligan a vincularse con toda la sociedad, desde los menos letrados hasta los más entendidos.

Aunque algunos cristianos, como ocurre con algunas personas del mundo, no llegasen a los niveles de intelectualidad requeridos, cada uno debe hacer el esfuerzo por lograr la superación personal. Esto supone una preocupación departe de las iglesias en favor de sus feligreses, de por lo menos erradicar el analfabetismo de sus filas. Esta preocupación debe ser extendida a los de afuera, por medio de la creación de centros educativos, institutos y universidades en donde se ofrezca una formación integral cristiana. Las iglesias que ejercen este ministerio contribuyen grandemente con la salud espiritual de la sociedad, al preparar profesionales con criterios cristianos, muchos de los cuales llegan a tener un genuino encuentro con Dios durante su desarrollo intelectual.

Cuando podemos influenciar a un individuo desde su niñez con la Palabra de Dios, y podemos tener la oportunidad de inculcar en él los principios cristianos; aunque sucedieran mil cosas que lo aparten del camino, tarde o temprano recapacitará por la acción del poder de Dios y volverá por las sendas antiguas: ¨Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él¨ (Proverbios 22:6).

La oportunidad que las iglesias tienen de instruir a los niños, jóvenes y adultos en la escuela dominical, no debe ser desaprovechada, sino que se debe ser mucho más agresivo en el uso de este recurso como una agencia evangelística, que al mismo tiempo se presenta como una ocasión para que maestros y alumnos se preparen intelectualmente, ya que los materiales didácticos que las editoras cristianas preparan son de un alto valor educativo.

3.- La Educación y la Instrucción Capacitan al Obrero Cristiano Para Servir al Señor y al Mundo.

Muchos son los que han sido llamados a ejercer el ministerio desde diferentes perspectivas, y por esto hoy en día las instituciones educativas cristianas que se ocupan de la capacitación y educación religiosa ofrecen múltiples opciones, según sea el tipo de ministerio a realizar. Aunque se puede adquirir de forma personal el conocimiento, no todos tienen la disciplina necesaria para aprender mediante este método autodidacta, y por eso necesitan inscribirse en el seminario o la universidad. Además, si una persona desea que le sea reconocida su capacidad intelectual, es necesario que se matricule en la universidad.

La preparación intelectual del ministro cristiano no garantiza del todo que este sea inmune a los errores doctrinales y a muchas corrientes espiritualistas modernas que tanto daño están haciendo a las iglesias en el día de hoy. Lo que libra al maestro de la Biblia, al predicador y al creyente común de la ignorancia de su fe, es que sea un buen conocedor de la Biblia en sí misma, que tenga un buen tiempo devocional con Dios y que dedique tiempo de calidad en el estudio personal de la Biblia. En todo caso, la sanidad de nuestra doctrina depende mucho más del origen de nuestra conversión y de los primeros pasos en nuestra instrucción discipular. Lo primero que se nos enseña es lo que marcará nuestro historial de vida cristiana, por eso debemos tener cuidado de lo que enseñamos a los nuevos creyentes.

El pastor o predicador de la Biblia tiene la urgente necesidad de nutrirse lo mejor posible, mucho más si está sirviendo en una congregación compuesta por personas de diferentes niveles educativos. Sus mensajes deben estar a la altura de sus oyentes, y debe procurar llenar las expectativas de cada uno en la medida de lo posible.

Muchas iglesias, al igual que el mundo, en muchos de sus segmentos, sufren el síndrome de la ¨vuelta a los brujos¨. Hoy hay muchos predicadores que procuran entretener a su auditorio con ¨artes mágicas¨ y ¨pensamiento positivo¨ antes que decir pura y simplemente la Palabra de Dios. Muchos pasan por el seminario, pero el seminario no pasa por ellos. Están más interesados en métodos que den resultados inmediatos que en enseñar la verdad.

En definitiva, el cristiano que dedica tiempo al estudio en todos los órdenes, estará mucho más capacitado para hablar con propiedad acerca de lo que cree y presentar defensa de su fe en cualquier terreno, y además no será un individuo escurridizo y temeroso en medio de tantas voces disidentes que se levantan en contra del cristianismo: ¨sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros¨ (I Pedro 3:15).

Leandro González

Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 13 de Junio de 2010.