lunes, 22 de marzo de 2010

EL BAUTISMO

Romanos 6:3-5

¨¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección¨.

     El bautismo es un acto hermoso que permite al participante la dicha de pertenecer al pueblo de Dios, implicando esto que se ha renunciado a las cosas del mundo para entrar en una nueva relación con Dios. El bautismo es la contraparte de lo que era la circuncisión para el judío. Una persona mostraba con la circuncisión que era judío y con el bautismo mostramos que ahora somos cristianos.

    El bautismo cristiano es único, es una demanda del Señor Jesús. Todo aquel que confiesa a Jesucristo como su Señor debe ser bautizado. Este es un requisito del discipulado. Seguir a Cristo implica el deber de bautizarse. No se puede ser discípulo de Jesucristo y negarse al bautismo: ¨Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén¨ (Mateo 28:19,20).

     El bautismo es lo que sigue a la conversión y es el acto mediante el cual uno se hace miembro de una iglesia local: ¨Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas¨ (Hechos 2:41).

   Lo que una iglesia cristiana responsable hace cuando alguien se convierte, es tomar tiempo explicándole lo que ha significado su conversión y los puntos esenciales de la fe cristiana, especialmente aquellos temas que tienen que ver con la persona de Jesucristo, y además explicarle lo que implica ser miembro de la iglesia. Creemos que esto es saludable para la experiencia de fe de los candidatos al bautismo, pues de esta manera ellos son conscientes de las implicaciones de su conversión y de su bautismo.

     El bautismo es sólo para personas que son conscientes de lo que están haciendo, y debe ser un acto voluntario. Por tal motivo no se debe bautizar a los niños. El sujeto del bautismo es aquel que ha manifestado fe en Jesucristo, y un niño no puede manifestar fe en nada ni en nadie, porque no sabe nada de nada, por lo tanto, queda descartado para el bautismo. No nos debemos preocupar en este sentido por los niños, pues Jesús dice que de los niños es el reino de los cielos: ¨Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él¨ (Marcos 10:13-15). Esto se explica por el hecho de que el sacrificio de Cristo en la cruz abarca a los infantes, pues por razón del pecado heredado que los afecta, ellos también necesitan ser salvos de la condena que pesa sobre el hombre pecador; es por esto que la muerte vicaria de Cristo en la cruz los hace beneficiarios de la gracia salvadora de Dios. Por este motivo, todo niño que muere va a la presencia de Dios por los méritos santos de Cristo. Nuestro Señor Jesús no fue bautizado cuando era niño, sino a la edad de treinta años cuando iniciaba su ministerio. 

     El bautismo de Jesús tuvo el propósito de iniciar su ministerio, como una especie de investidura, no porque él se haya convertido, pues él no tenía pecado. Durante el bautismo de Jesús, Dios presentó ante los hombres las credenciales de su Hijo: ¨Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia¨ (Mateo 3: 13-17).     

     En el bautismo de Jesús también vemos su gran solidaridad con el hombre pecador al que él vino a salvar, y por el cual habría de desarrollar un ministerio de tres años, que culminaría con su muerte expiatoria en la cruz.

     Con relación a la forma como debe realizarse el bautismo, debe ser realizado por inmersión, se debe sumergir a la persona en el agua, puesto que esto es lo que implica el significado mismo de la palabra ¨baptizo¨ en griego, ¨sumergir¨. Así que no es un bautismo el que se realiza rociando o derramando agua sobre la persona. El bautismo es un simbolismo de la sepultura, lo cual implica que creemos que Cristo murió, fue sepultado y resucitó, y además implica que creemos que nosotros los creyentes pasaremos por esa misma experiencia, tanto en términos espirituales como en términos físicos. En términos espirituales significa que hemos muerto a una vida de pecado (cuando somos sumergidos en el agua) y que hemos renacido a una vida nueva (cuando somos levantados del agua). Y en términos físicos, implica que, así como Cristo resucitó, nosotros también resucitaremos cuando él venga por segunda vez (Romanos 6:3-5).

     El bautismo no salva, pero todos lo que son salvos, deben ser bautizados. Esto es importante entenderlo pues se ha querido dar al bautismo una implicación que no tiene. Es muy claro en la Biblia que lo que salva y borra los pecados es la conversión. Veamos lo que dice la Biblia en Hechos 22:16: ¨Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre¨. Aquí nos podemos dar cuenta que lo que lava los pecados es invocar el nombre de Jesús, no el bautismo. El ladrón de la cruz, el cual no fue bautizado debido a las circunstancias de su conversión, fue salvo, pues el propio Señor lo dice: ¨Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso¨ (Lucas 23:43). Muchas personas reconocen al Señor cuando están moribundos y no tienen tiempo de ser llevados a las aguas del bautismo, y al igual que el ladrón de la cruz son salvos, porque lo que salva es la confesión de fe en Jesucristo, no el bautismo. Sin embargo, todo aquel que se convierte en condiciones normales, debe obedecer este requisito de la fe cristiana y debe anhelar ser bautizado.

     El Señor nos ha dejado todos los detalles para la realización del bautismo. El bautismo debe hacerse en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, esto es a lo que llamamos la fórmula bautismal: ¨ bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo¨ (Mateo 28:19). De modo que al igual que el día que Jesús fue bautizado por Juan, se manifestaron las tres personas de la Trinidad, asimismo se debe bautizar en el nombre de estas tres personas, tal como el Señor así lo ordenó.

   Comprendiendo todo esto, veamos tres puntos cruciales del bautismo que toda persona debe saber y que queremos enfatizar:

1.- El Creyente Es Bautizado Porque El Señor lo Ordena.

    El bautismo cumple con un mandamiento del Señor: ¨bautizándolos¨ (Mateo 28:19). El Señor lo ordena en su Palabra. Hay dos ordenanzas que el Señor nos ha dejado: el Bautismo y la Cena conmemorativa. Estas ordenanzas deben ser observadas por los creyentes hasta que el Señor venga. 

    Un asunto importante que debemos resaltar aquí es que cualquiera persona que se niegue al bautismo está siendo desobediente al Señor y además está demostrando que en realidad no se ha convertido.

     Los apóstoles cumplieron con esta ordenanza del Señor como vemos en la historia de la iglesia en el libro de los Hechos. Ha de entenderse que los apóstoles no realizaron los actos del bautismo solos, sino que tuvieron ayudantes para hacerlo, pues la Biblia habla de miles de conversiones en un solo día. En la historia narrada en el capítulo 8 de Hechos, Felipe, un diácono, bautiza al eunuco etíope que acababa de convertirse: ¨yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó¨ (Hechos 8:36-38).

     En la actualidad en la iglesia, las personas responsables de realizar el bautismo de los creyentes son: el pastor, o un diácono o una persona piadosa designada por la congregación.

2.- El Creyente Es Bautizado Porque Es Salvo.

     No se puede ni se debe bautizar a una persona que no ha manifestado fe en Jesucristo. El requisito previo para ser bautizado es haber creído: ¨¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó¨ (Hechos 8:36-38). El único que salva es Jesucristo, no el bautismo: ¨Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos¨ (Hechos 4:12).

     En el bautismo católico, que se realiza a los infantes, entiéndase niños que no tienen capacidad de discernir o saber lo que están haciendo, la práctica es buscar padrinos para el bautismo. No se puede buscar padrinos para el bautismo, pues este es siempre un acto personal y es  algo sólo entre el candidato y Dios. Todo esto es totalmente contrario a la práctica bíblica y nada tiene que ver con el bautismo cristiano. Así que, muchos actos bautismales son una simple fiesta o actividad particular que nada tiene que ver con el verdadero bautismo bíblico y cristiano.

     La persona necesita primero creer en Cristo y ser salva antes de ser llevada a las aguas del bautismo. Si una persona que nunca se ha convertido fuera llevada a las aguas del bautismo por alguna iglesia o pastor, esto de ninguna manera implica que la persona sea salva. Este requisito de creer de todo corazón en Cristo es lo esencial para la salvación, no el bautismo. El bautismo es un resultado de ser salvo.

3- El Creyente Es Bautizado Para Dar Testimonio Público de Su Fe.

     El bautismo se ha definido como una manifestación exterior de lo que ha ocurrido en el interior de nuestra vida. Decimos con el acto físico del bautismo cuál ha sido la experiencia de conversión espiritual que hemos experimentado internamente.

     Cuando se realiza el bautismo, una pregunta obligada al candidato es: -¿Recibe usted a Jesucristo como su Señor y Salvador?- A la respuesta afirmativa de esta pregunta, el administrador del bautismo contesta: -En respuesta a tu manifestación pública de fe en Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo- Y acto seguido, la persona es sumergida en el agua para completar así este acto tan refrescante de la fe cristiana.

     Es necesario dar testimonio público de nuestra fe en Jesucristo. El Señor dice en su Palabra acerca de esto lo siguiente: ¨A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos¨ (Mateo 10:32,33).

     El acto mismo del bautismo, con los creyentes reunidos, cantando y leyendo la Biblia, en el río o en el bautisterio en el templo, constituye un hecho único en la vida de cada persona que ha creído en Jesucristo.

     En los tiempos bíblicos sólo los que habían tenido una conversión genuina se bautizaban, ya que esto implicaba para muchos grandes peligros de persecución y hasta la muerte. En el día de hoy, muchos que viven en países comunistas o donde impera el fanatismo religioso necesitan ser verdaderamente cristianos, verdaderamente nacidos de nuevo, para atreverse a bautizarse. Quiera Dios que nosotros aprovechemos la libertad que tenemos de vivir la vida cristiana en nuestro país, y que seamos más activos en nuestro testimonio por Cristo.

     El bautismo ha sido una de las prácticas de la vida cristiana que ha traído más regocijo al seno de la iglesia. Una iglesia que siempre tiene personas para bautizar es una iglesia que demuestra que está cumpliendo con su propósito y su razón de ser en el mundo, que es hacer discípulos. Pero una iglesia no debe bautizar a cualquier persona sólo para llenar el libro de membresía o para mostrar una llamativa estadística en sus informes, ni mucho menos para impresionar. Las personas deben ser bautizadas solamente cuando la iglesia cree verdaderamente que el candidato ha confesado a Cristo como su Señor, y muestre las evidencias de una genuina conversión.

     El Bautismo produce gozo en la vida de la persona que es bautizada, un gozo que es compartido por los demás hermanos de la congregación. Por lo general, cuando hay bautismos en la iglesia ese es un día especial y de gran júbilo. Deseo de todo corazón que tengamos más fiestas de bautismos en nuestras iglesias para la gloria de Dios. 

Leandro González
Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 21 de marzo de 2012.

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