lunes, 6 de abril de 2009

LOS SALMOS, EXPRESIONES DE ADORACION A DIOS

Salmos
El libro de los Salmos pertenece al grupo de libros poéticos de la Biblia, juntamente con los libros de Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares. Aunque también, a los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés se les puede clasificar como literatura sapiencial. No hay duda que los salmos son una colección de reflexiones de la vida real que pueden ser utilizadas como instrumentos de meditación y devoción cristiana. Sabiéndole dar la verdadera interpretación dentro de un contexto bíblico general, los salmos constituyen piezas de gran valor a la hora de buscar o dar aliento y fortaleza.

Algunas características que podemos encontrar en los salmos son por ejemplo, que unos salmos son más extensos que otros. Así podemos ver que el salmo 117 es el más corto, mientras el salmo 119 es el más largo. Pero hay algo sobresaliente y distintivo en los salmos, y es su carácter devocional.

Los salmos fueron usados por los primeros cristianos como el himnario de la naciente iglesia. Naturalmente que habrá algunos salmos que a la luz del Nuevo Testamento no podrían ni pueden ser usados para la adoración dentro del contexto evangélico, por el grado de madurez de la revelación bíblica ya en los tiempos de los primeros cristianos.

Dentro de algunos Salmos podemos encontrar imprecaciones y malos deseos para con los enemigos, como es el caso por ejemplo de Salmos 58: 6-10, donde el salmista manifiesta deseos de muerte contra sus enemigos. Estos salmos no encajan con el espíritu de perdón enseñado por Jesucristo a la nueva congregación. Pero no sólo el libro de los Salmos debe ser analizado a la luz del Nuevo Testamento, sino todo el Antiguo Testamento, pues es en el Nuevo Testamento que tenemos, como ya hemos dicho en intervenciones anteriores, una revelación terminada. Y es la ética del Nuevo Testamento la que está vigente y por la que debemos conducirnos.

Algunas personas utilizan los salmos como amuleto, atribuyéndoles poder en sí mismos. Como es el caso famoso del salmo 91 que habla de la protección de Dios para los que viven bajo su cobertura. Muchas personas colocan en la cabecera de su cama o en su mesita de noche una Biblia abierta en este salmo, con la intención de ser librados de los malos espíritus. Pero esto es erróneo, pues la Biblia como libro solamente, sin una lectura que se aplique a nuestras vidas y que llegue a modificar nuestra conducta, no podría producir ningún efecto.

Usted puede tener salmos favoritos que le gusta leer diariamente o recitar de memoria, o que le vienen a la mente en momentos especiales de su vida; eso sí es correcto, y esto lo debemos hacer no sólo con los salmos, sino con toda la Biblia. Es una buena práctica memorizar pasajes bíblicos clave, para así usarlos para compartir nuestra fe, o para llenarnos de ánimo en momentos de necesidad. Uno de los salmos más conocidos es el Salmo 23 que nos habla del cuidado que Dios tiene de sus hijos, y que es el favorito de muchos creyentes. Recitar la Palabra de Dios es algo muy fortalecedor, pero mucho más lo es hacer caso a lo que ella dice.

Entrando en materia, veamos los siguientes aspectos con relación a los Salmos:

I.- ¿Qué Son los Salmos?

Los Salmos eran los himnos y cantos que cantaba el pueblo de Israel en los servicios de adoración en el templo de Jerusalén, tanto en el primer templo, como en el segundo templo. Aunque ha de entenderse que los sobrevivientes del cautiverio, los que participaron del segundo templo, fueron los que utilizaron el himnario completo.

Los Salmos son composiciones poéticas, como ya hemos dicho, que fueron transformados en canciones para los grupos corales del templo. En algunos salmos incluso hay indicaciones para la música que se debía usar al momento de ser cantados.

Los Salmos son una colección de la poesía lírica religiosa del pueblo de Israel. Debemos repetir que en los libros históricos, así como en algunos libros proféticos, también encontramos intercalada alguna poesía lírica religiosa. También en el Nuevo Testamento, aunque en menor cantidad, podemos verificar trozos de poesía, como es el caso del cántico de María en Lucas 1: 46, 45. Podemos ver una gran similitud de este cántico con el de Ana, registrado en I Samuel 2:1-10.

Los Salmos son al mismo tiempo, y mucho más significativamente, himnos, canciones, a los que por su género musical se les denomina salterios, haciendo alusión al instrumento de cuerdas que acompañaba estos cantos. Estos salmos pueden ser una colección de cantos del primer templo y del segundo templo, pues se mencionan autores que existieron en el primer templo, en tiempo de Salomón. Los salmos de David ya existían en tiempos del primer templo, y han de haberse usado en la adoración. Aunque no hay duda que en el templo restaurado después del cautiverio, los cánticos llegaron a cobrar un significado más que especial.

Los Salmos fueron primero el himnario del pueblo hebreo en el judaismo, y luego se convirtió en el himnario de la iglesia primitiva en el cristianismo, que lo ha usado en sus cultos como cantos y en sus lecturas devocionales, como nos lo refiere el apóstol Pablo en Colosenses 3:16: ¨La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales¨.

Los salmos, como los himnos que han usado las iglesias cristianas desde siglos, son composiciones con un alto contenido teológico, cosa de la que adolecen muchas canciones en la adoración cristiana en el día de hoy. Lamentablemente muchas veces se pone más énfasis en la música que en el contenido de las alabanzas. En muchas canciones no se menciona el nombre de Jesús, ni de Dios, ni del Espíritu Santo.

Los compositores asumen que los oyentes, o los que cantan esas canciones saben que están cantando a Dios. ¿No será que muchos artistas cristianos con el interés de que su música sea parte del Hit Parade de la semana en las emisoras seculares, procuran composiciones con cierta ambigüedad, de modo que suenen bien al oído de quienes las escuchen, y así poder ser aceptados por los locutores y programadores en el día a día?

Otra característica que tienen estas canciones de ahora, es que se centran en las personas que escuchan las canciones (son humanistas) y no en la Persona de Dios que debe ser predicado y exaltado en las canciones. Muchas canciones están diseñadas para levantar el ánimo de la gente, y esto se hace no desde una perspectiva teológico-bíblica, sino desde una perspectiva meramente psicológica, como una terapia para hacer que la gente se sienta bien. Así que resulta agradable para mucha gente ir a un culto de adoración, aunque no sea cristiana, pues allí encontrará un ¨adorador¨ que le hará sentir que es una persona valiosa, aunque se esté quemando en el infierno viviendo una vida de pecado; porque muchas de estas canciones no sólo no mencionan tal cosa como el pecado o el arrepentimiento, sino que evitan hacer esto, y en su lugar llevan al individuo a ¨extasiarse¨ en la ¨gracia de Dios¨.

No estoy en contra de los cantantes cristianos modernos, ni de sus canciones modernas; no, de ninguna manera, me encantan los nuevos ritmos, y canto muchas de esas canciones y en nuestra iglesia se cantan semanalmente, pero nos cuidamos de seleccionar aquellas canciones que tengan contenido que se ajuste a la teología bíblica.

Creo que las iglesias deben estar al día con la música de este tiempo, pero también creo que no se deben desdeñar los himnos antiguos, pues esas alabanzas son insuperables. Podemos tomar esos himnos y enriquecerlos con nuestros ritmos e instrumentos autóctonos. Todo ello debe formar parte de nuestra colección de cantos, como los salmos que se deben cantar hoy.

II.- ¿Quiénes Son los Autores de los Salmos?
Con relación a quines son los compositores de estas poesías, podemos decir que unos 50 salmos son anónimos. O sea, en los registros de que se tiene noción hay una colección de cincuenta de estos salmos a los que no se les ha atribuido autoría específica. Más o menos ochenta de estos salmos son atribuidos a David,, dos a Salomón, doce a Asaf, trece a los hijos de Coré y uno a Moisés.

El hecho de la vinculación de David tan poderosamente a la autoría de los salmos tiene su razón de ser, pues él era un gran músico y poeta (I Samuel 16: 16-18; 2 Samuel 1: 19-27; 3: 33-34); y no se puede pasar por alto su gusto especial por el culto y la adoración (2 Samuel 6: 5, 15-16). No hay duda del gran papel jugado por David en la lírica del pueblo hebreo. Aunque como hemos visto, David no construyó el templo, sino que fue a su hijo Salomón que le tocó este privilegio, pero David fue el que organizó los servicios de adoración en el templo, distribuyó las responsabilidades de los levitas y designó los cantores y los músicos que tomarían parte en el culto en el templo.

Debemos destacar el papel de dos grandes compositores de Salmos, estos son Coré y Asaf. Algunos de los salmos dentro de la colección de David y de Asaf, son atribuidos a Coré. En los Salmos del 73 al 89, la mayoría son atribuidos a Asaf.

Cuando hablamos de los autores de los salmos, no podemos dejar de hablar de los responsables de ejecutar las alabanzas: los cantores y los músicos a los cuales hoy se les llama adoradores. Creo que todos somos adoradores, pues todos participamos y debemos participar de la adoración, desde el más pequeño hasta el más grande, no importa que cante bonito o que a penas entone. A las personas que dirigen la música y las alabanzas en la iglesia no debería llamárseles de forma exclusiva adoraradores, sino más bien, y utilizando el lenguaje bíblico, cantores y músicos: ¨Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría¨ (I Crónicas 15:16).

Estas personas eran especialistas del canto y de la música, como los que existen hoy en las iglesias, que estudian para realizar un ministerio efectivo y profesional para Dios.

Ya sea como un cantante que se dedica exclusivamente a eso, y con lo que también se gana la vida, sea como encargado en una iglesia o como artista profesional, de forma particular, siempre que utilice su arte como un ministerio, debe tener cuidado de hacerlo con el criterio adecuado, y bajo el orden que establece la Biblia se deben ejercer los dones, para la edificación del cuerpo de Cristo.

III.- ¿Cómo Podemos Agrupar los Salmos?
Por lo general, el libro de los Salmos estaba dividido en cinco partes, como una especie de Pentateuco de la Adoración: 1) libro I, que va del capítulo 1 al capítulo 41; 2) libro II, que va del capítulo 42 al capítulo 72; 3) libro III, que va del capítulo 73 al capítulo 89; 4) libro IV, que va del capítulo 90 al capítulo 106; y 5) el libro V, que va del capítulo 107 al capítulo 150. Así que tenemos un total de ciento cincuenta salmos.

Los Salmos al mismo tiempo se pueden clasificar en dos grandes grupos: 1) Salmos del Primer Templo, que va del Salmo 1 al Salmo 89, o sea las tres primeras colecciones de cantos; y 2) Salmos del Segundo Templo, que va del Salmo 90 al Salmo 150, o sea las dos últimas colecciones de cantos.

Los Salmos del primer templo se usaron durante el tiempo de Salomón y de los reyes del reino dividido, y la mayoría de los mismos fueron escritos por David, o sea que las composiciones poéticas de David, fueron escritas con el propósito de ser usadas como cantos o himnos en la adoración. Podemos decir que el rey David pensó en todo a la hora de hacer los preparativos para la construcción de la casa de Dios.

Los Salmos del Segundo Templo se escribieron durante el cautiverio y durante el período de reconstrucción del templo y de los muros de la ciudad, durante el tiempo de Zorobabel, hechos que están narrados en los libros de Esdras y Nehemías.

Podemos encontrar temas diversos en los salmos, que también podemos denominar como géneros literarios. Así podemos encontrar: Salmos de alabanza o himnos; salmos de oración o súplicas que pueden ser particulares o colectivas; salmos de acción de gracias, salmos de instrucción o enseñanza o salmos sapienciales y salmos de profecías mesiánicas, llamados propiamente salmos mesiánicos. Aunque en realidad los temas predominantes en los salmos son la oración y la alabanza. Además podríamos encontrarnos en algunos salmos con una mezcla de géneros literarios.

Con respecto a los Salmos mesiánicos, diremos que estos son salmos propiamente proféticos, que se refieren a Jesucristo y a situaciones de su vida, de su pasión, muerte y resurrección. Uno de estos salmos es el Salmo 22 que está repleto de profecías acerca del Mesías prometido y que se cumplieron de manera cabal en la persona de Jesús. Este salmo habla de los sufrimientos del Mesías y de su posterior triunfo. Estos salmos mesiánicos no eran muy comprendidos por los que los cantaban antes de que Jesús viniera, pero son una joya dentro de la adoración para los cristianos que comprendemos el significado de los mismos y su cumplimiento en la persona de Jesús.


Hasta el día de hoy, los judíos no cristianos rechazan que en Jesús se hayan cumplido las profecías mesiánicas de estos salmos, pues ellos rechazan a Jesús como Mesías, por ese motivo le entregaron en manos de Poncio Pilato para ser ejecutado.

Cuando lea los Salmos de ahora en adelante, espero que pueda valorar la importancia de estas composiciones para la vida devocional de los creyentes, pues en ellos se cuentan los grandes episodios en los que Dios ha sido misericordioso con su pueblo, lo cual nos garantiza que siga siéndolo para con nosotros hoy. Al mismo tiempo, en los Salmos se puede uno dar cuenta de los grandes hechos de Dios, empezando por la creación, siguiendo por su providencia y cuidado, y culminando con su redención en Cristo, situaciones que son contadas y exaltadas en los Salmos para nuestra ilustración y edificación.

Un salmo que viene bien para aquellos que necesitan reconocer sus pecados delante del Señor y llegar a una experiencia personal de arrepentimiento es el Salmo 51. En este Salmo el rey David reconoció sus graves pecados, los confesó a Dios y manifiestó su dolor al saberse pecador delante de Dios. Esta es una experiencia que deberá repetirse en tu vida si deseas ser salvo. Te invito a estudiar este Salmo y reflexionar seriamente respecto de tu vida delante de Dios.

Sermón predicado por Leandro González en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, en Abril 5 de 2009.