sábado, 13 de diciembre de 2008

LA NAVIDAD

Cuando hablamos de la Navidad estamos hablando de Jesús. No se puede desligar la celebración de la Navidad de la persona de Jesús, porque Navidad es el nacimiento de Jesús. Navidad es natividad, del latín nativitas, que significa nacimiento. Aquí es el nacimiento de Jesús. La Navidad en sí es un tema netamente bíblico, aunque la palabra misma Navidad, no se encuentra en el vocabulario bíblico.

La Navidad habla de prodigios, de milagros, del gran milagro de la concepción virginal de Jesús. Habla de ángeles, de una estrella que sirvió de guía a los magos. Habla de salvación portentosa de ese niño de las fauces del enemigo. La Navidad habla del obrar divino, de la mano de Dios evidente en cada uno de los hechos que rodearon el nacimiento de Jesús aquella noche en Belén.

Más importante que la fecha en que nació Jesús es el hecho de que nació, no importa que no haya acuerdos en cuanto al año, o el mes, o el día en que esto ocurrió, lo importante es que Jesús sí nació, que el rey de los judíos, el Mesías prometido, el Salvador del mundo abrió sus ojos en un humilde establo de una ciudad también insignificante hasta ese momento, Belén de Judea, tal y como se había profetizado que sucedería. Los hechos políticos de entonces provocaron que esto sucediera así al decretar el emperador romano de entonces Augusto César, un censo general.

La aparición de Jesús en la historia de la humanidad ha hecho que la cronología se divida entre antes y después de Jesús. De este modo el mundo puede ver, que tal como lo vemos en la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, Jesús es el centro de la historia. El apóstol Juan en su evangelio de Jesús tiene la gran encomienda departe de Dios de mostrar precisamente eso, que Jesús es la razón de ser de todas las cosas. Así lo dice en su primer capítulo cuando lo presenta como el Creador del Universo y autor de la vida. Jesús es el protagonista de la historia. O sea, que la historia, la existencia, no tendría sentido sin la persona de Jesús.

La Navidad es pues, un tema trascendental que estará en este mundo siempre como un tema de actualidad. Aunque hace más de dos mil años que esto ocurrió, su influencia en el mundo es algo imposible de ignorar. Es increíble como un hecho tan simple como el nacimiento de un niño puede hacer que el mundo entero se involucre en su celebración. Y la razón de esto es que ese niño que nació en Israel no era un niño común y corriente. Noten que aún siendo de familia tan pobre, su nacimiento despertó el interés de figuras importantes de la época, como los sabios del oriente, y el interés perverso del rey Herodes que tenía la intención de asesinarle. Es que ese niño era la encarnación de Dios mismo, el Emanuel, Dios con nosotros. Dios se había metido en pellejo humano para venir a estar con nosotros y solucionarnos el grave problema del pecado.

La Navidad es entonces tiempo de paz, tiempo de reconciliación de la humanidad con su Creador. ¨Paz en la tierra¨ dijeron los ángeles a los pastores en aquella noche llena de luces celestiales y de coros angelicales, una noche inolvidable.


Aunque Jesús no dio instrucciones para celebrar la Navidad, tradicionalmente se ha celebrado la misma como una forma de recordar el día en que nació en Belén el Salvador del mundo. Navidad es el natalicio de Jesús como ya hemos dicho. Aunque en realidad lo más importante en la vida de Jesús fueron los acontecimientos que rodearon su muerte, puesto que su misión era salvar al mundo por medio de entregar su vida. Cuando fue presentado por sus padres en el templo, al octavo día de haber nacido, el anciano Simeón dijo a su madre María: ¨He aquí este niño está puesto para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones¨ (Lucas 2: 34,35). El sabio Salomón decía que es ¨mejor el día de la muerte que el día del nacimiento¨ (Eclesiastés 7: 1). Aunque estas palabras están cargadas de un amargo pesimismo, es una verdad incuestionable, puesto que la muerte delimita el historial de una persona, y fija la memoria de lo que hizo en vida, destacándose los acontecimientos de sus últimos días de existencia. Y los últimos días de la vida terrenal de Jesús fueron sin duda los más importantes. Pese a todo esto, la Navidad es y seguirá siendo un acontecimiento impresionante para recordar el nacimiento de Jesús.

En la Navidad las iglesias se engalanan con la presentación de programas especiales, y esta es una de las actividades más creativas de este tiempo. Los dramas y las cantatas de mucha tradición relacionados con los relatos bíblicos han ayudado en el cultivo del arte y la cultura y en el desarrollo de la creatividad en niños, jóvenes y adultos. Además la Navidad ha sido el tema obligado de grandes artistas de la pintura al través del tiempo; de estas, las que representan la adoración de los pastores y de los magos son las más famosas, y artistas como Sandro Botticcelli son sus más fieles exponentes. Creo que la Navidad nos debe seguir reuniendo para recordar al Mesías en todo su esplendor.

Hoy existe interés en algunos, de hacer desaparecer del escenario la celebración de la Navidad, y se oponen a ello con mucha vehemencia, alegando que es una fiesta religiosa impuesta, pero en cambio están de acuerdo con la celebración y la imposición de Halloween. Esto ha llegado a tal grado que, algunas tiendas en Estados Unidos y otras partes del mundo en tiempos de Navidad comercializan bajo el nombre de santas fiestas, sin mencionar la palabra Navidad. Todo esto tiene el único propósito de querer hacer desaparecer la celebración de la tradicional fiesta de la Navidad, y esto revela una sola cosa: están en contra de la Biblia, en contra de Dios, en contra de Jesucristo y en contra de todo lo que se llame cristianismo, y no lo disimulan ni siquiera. Es una guerra declarada del hombre posmoderno relativista contra la verdad bíblica.

Pero no crea que todo es fiesta en la celebración de la Navidad. Existen peligros en la celebración del natalicio de Jesús. Uno de ellos es un peligro teológico, como lo es el culto a la niñez de Jesús, como es el caso del conocido ¨divino niño¨. Jesús no debe ser adorado como niño, y no se debe hacer imágenes para adorar que representen a Jesús en ninguna de sus etapas de vida, puesto que la Biblia nos da mandamientos respecto de no hacer imágenes de Dios, lo cual es idolatría. Jesús fue un niño, pero hoy él es un adulto en la presencia de la Majestad en el trono celestial, es el Dios hombre al que esperamos viniendo en las nubes. Tal y como ascendió un día ante los ojos atónitos de sus discípulos, así le veremos volviendo a nosotros, como explicaron los ángeles en Hechos 1:11.

Otro peligro es confundir la época de la Navidad con las celebraciones paganas de las gentes. En este tiempo hay un gran incremento del alcoholismo, y la gula provoca graves trastornos orgánicos que pueden degenerar en la muerte de los individuos que se entregan al desenfreno. Esto no tiene nada que ver con la noche apacible y serena en que nació el Redentor de la humanidad.

También se debe mencionar el gran consumismo que se registra en esta época, cosa esta que provoca en muchas personas una fatal impotencia al no poder competir en esta loca carrera de comprar cosas. Y para los que entran en la competencia, cuando pasa el mes de diciembre y llega el mes de enero, es que se dan cuenta de las malas decisiones que tomaron, pero ya es demasiado tarde. No se deje impresionar, gaste sólo lo que puede gastar, y no tendrá cargos de conciencia, ni deudas que no puede pagar en el mes de enero.

Una tragedia que se registra en tiempos de Navidad son los suicidios o intentos de los mismos provocados por la melancolía y la tristeza que producen ciertas frustraciones individuales, relacionadas de alguna manera con el mes de diciembre, a esto se le ha llamado, depresión navideña. Como es un tiempo de reunión familiar, muchos se dejan llevar de la nostalgia que les produce la pérdida de seres queridos que no estarán alredor de la mesa. Esto tiene sentido, pero se debe buscar el auxilio del Señor para superar esta circunstancia, y si es necesario se debe buscar la ayuda profesional, porque este es un mal que tiene cura. La reunión familiar de la nochebuena, víspera de la Navidad, hace que muchos se encuentren en una noche feliz después de haber estado separados durante todo un año. Así, como se hace en el día de Acción de Gracias, esta debe ser una oportunidad para darle gracias a Dios por todo lo bueno que ha sido con nosotros durante todo el año, y regocijarnos con los que están presentes.

Finalmente, hablaremos de los peligrosos fuegos artificiales que proliferan en la Navidad, y de las famosas balas perdidas que provocan la invalidez y la muerte estúpida de niños y personas inocentes. A mí me encantan los fuegos artificiales, y más para celebrar la Navidad, que es tiempo de luz, pero estos artefactos explosivos deben ser manipulados por personas expertas, y no por particulares. Es lamentable que en una época de regocijo familiar un niño, joven o adulto sea cegado, o pierda una de sus extremidades, o sea desfigurado o se provoque la muerte por imprudencia. Gracias a Dios que se legisla en este sentido para evitar este tipo de incidentes, pero esperamos que se cumpla la ley. Por otro lado, ya estamos cansados de ver y oír las fatales noticias de las balas perdidas. El periodista Huchi Lora les llama a esta clase de individuos que no se pueden contener cuando tienen un arma en su poder, ¨revolbuses¨, y él define a estos individuos irresponsables como faltos de una auto estima sana; o sea que, su complejo de inferioridad los hace pensar ignorantemente que son más hombres cuando tienen un arma. La ciudadanía debe vigilar a estos criminales e identificarlos cuando exhiben sus gatillos alegres. Contra este mal se debe aplicar medicina preventiva para evitar que más personas sean víctimas de estos desaprensivos. La Navidad no tiene nada que ver con el actuar sin miramientos.

Ahora hablemos de cosas agradables relacionadas con la Navidad. Los colores rojos, verdes, dorados y plateados son los típicos de la Navidad. Yo en lo particular siempre recuerdo de la Navidad cuando era niño, los papelitos de colores de los dulces y las golosinas, el olor de las manzanas, que sólo se veían en esa época del año, así como el sabor de las pasas y el dulce de las uvas maduras, y los juguetes, que podían hacernos muy felices, cuando al amanecer buscábamos debajo de la cama. Todo esto nos trae recuerdos inolvidables.

Con respecto a la Navidad debemos hablar de un villancico que la identifica universalmente, nos referimos a la canción Noche de Paz. El origen de esta significativa melodía se remonta al año de 1818, cuando el sacerdote austríaco Joseph Mohr, preocupado porque el órgano de su iglesia se había dañado, pidió al músico Franz Xavier Gruber que le pusiera música a unas letras que había compuesto unos dos años antes, en 1816, para que el coro pudiera cantar acompañado de guitarra. Esta es una canción muy tierna, que habla de la noche más linda de la historia, la noche en que nació el Salvador. Contrario a muchas piezas musicales que se escuchan en Navidad, que no tienen nada que ver con la Navidad en sí, sino solamente con lo que es el folklore, canciones como Noche de Paz, son las que definen verdaderamente el espíritu de la Navidad. Ojalá que seamos fieles al contenido de los hechos que narra la Biblia al celebrar la Navidad.

Para finalizar, diremos que una cosa muy importante en la Navidad es que a Jesús le trajeron regalos unos hombres sabios que vinieron del Oriente. Los magos ofrecieron a este pequeño niño sus tesoros: oro, incienso y mirra. Y hay un tesoro que cada persona tiene que entregarle al Señor, ese tesoro es nuestro corazón. Estos hombres le entregaron esos tesoros al niño Dios porque ya le habían entregado sus corazones. Si todavía no le has entregado el regalo de tu corazón a Jesús, la Navidad seguirá siendo una fiesta como todas para ti. Si haces una oración como esta: Señor Dios, reconozco que soy pecador (a) y que necesito ser salvo (a), yo creo de todo mi corazón que Jesucristo vino a este mundo, que murió en una cruz, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, cumpliendo así toda profecía, lo creo de todo mi corazón, y te entrego mi vida hoy en respuesta a lo que Jesús hizo por mí. En el nombre de Jesús, Amén. Si haces esta oración sinceramente, creyendo cada palabra, entonces eres salvo (a). Una vez que lo hagas, debes unirte a una iglesia evangélica donde puedas vivir el espíritu cristiano bíblico en buena relación con Dios y con tus hermanos en la fe. Toda esta experiencia te llevará a celebrar una verdadera Navidad, porque Jesús habrá entrado en tu vida para hacerte nacer de nuevo. Dios te bendiga y ¡Feliz Navidad!